La confusión del estacionamiento que termina con un final inesperado

A diario ocurren situaciones curiosas y desconcertantes, en mi caso una de estas situaciones se dio con mis vecinos y un parqueo.

Todo ocurrió de la siguiente forma: mis vecinos insistieron en que les diera mi lugar de estacionamiento debido a que, según ellos, habían estacionado en el lugar equivocado, al principio, me molestó un poco, pero finalmente, acepté y moví mi auto, el vecino no paraba de darme las gracias.

Sin embargo, lo que pasó después de mi acto de amabilidad me dejó desconcertado, mientras me alejaba, me di cuenta que mis vecinos se reían y escuché a uno de ellos susurrar: «Nos salimos con la nuestra», esto abrió mi curiosidad y me impulsó a averiguar que pasaba.

Lo primero que hice fue observarlos desde la ventana de mi departamento para ver si su comportamiento revelaba algo, los vi entrar a su departamento riendo y felices, como si hubieran triunfado, esto solo intensificó mi interés.

¿Qué tipo de «error» habían cometido que les generara tanta emoción?

Decidí ir al lugar donde originalmente habían estacionado y al llegar allí, me sorprendió que no hubiera indicios evidentes de ningún error, no se veían marcas de estacionamiento confusas ni otro vehículo estacionado, se veía todo normal, decidí ir a la oficina de administración del edificio y hablé con la gerente del edificio.

Le expliqué lo que había pasado:

Señora Thompson: Tus vecinos tienen el lugar de estacionamiento correcto, al igual que tú, ninguno de ustedes ha cometido un error en la asignación.

Esto me dejó atónito ¿Por qué insistieron en que les diera mi lugar si no habían cometido ningún error? por lo que no dudé en ir a afrontarlos, no entendía por qué querían mi parqueo, llamé a su puerta, y cuando abrieron, los encontré nuevamente sonriendo, aunque esta vez parecían un poco nerviosos al verme.

Yo: Quiero que me digan qué está ocurriendo, ¿Por qué insistieron en que les diera mi lugar de estacionamiento si no cometieron ningún error?

Vecino 1: (titubeando) La verdad, pensamos que nuestro lugar de estacionamiento esta invadido de energía negativa.

Yo: ¿Con mala energía? ¿Qué están diciendo?

Vecino 2: Sí, resulta que hace unos meses, cuando estacionamos aquí por primera vez, nuestro auto fue golpeado por un pájaro, pensamos que era una coincidencia, pero luego volvió a pasar, unos días después, un árbol cercano perdió una rama y dañó nuestro parabrisas.

Vecino 1: Entonces, cuando sin querer estacionamos en tu lugar, pensamos que si lo tomábamos, el «error» se habría corregido y estaríamos a salvo de la energía negativa.

Yo: ¿En serio? ¿Creen en esas cosas sin sentido?

Vecino 2: Bueno, nunca hemos creído en esas cosas, pero después de esos incidentes, nos volvimos un poco supersticiosos.

Vecino 1: Cuándo aceptaste cambiarnos el lugar, estábamos seguros de que habíamos evitado la energía negativa, es por eso que nos alegramos tanto y nos reíamos.

Aunque no creía en eso de energías negativas, no pude evitar reír ante la historia, era una explicación tan inusual, les dije que de todos modos, si eso es lo que les hace sentir mejor, pueden quedarse con él.

Desde ese día, mis vecinos continuaron estacionando en mi lugar y mantuvieron viva su superstición, la historia se convirtió en una pequeña anécdota dentro de nuestro edificio, esto demuestra que tan lejos puede irse la mente humana pensando en sus creencias.

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