Muchas veces en nuestra niñez, nos recomendaban estar alejados de los cables eléctricos, es por eso, que se nos hacia tan raro ver pájaros parados encima de los cables sin que le pase nada.
La electricidad nunca se debe tomar a la ligera ya que puede ser muy peligrosa, solo una descarga puede llegar al corazón de un humano por unos pocos segundos, y es suficiente para interrumpir el ritmo natural del corazón y causar problemas.
Pero alguna vez de niño o de adulto, habrás notado que los animales no siguen esas reglas y lo que mas solemos ver por las calles son los pájaros o ardillas corriendo a lo largo de líneas eléctricas.
Algunas especies que viajan en manadas, pueden llenarse en docenas o incluso cientos de pájaros en los cables y no les pase nada, todo depende de cómo la electricidad viaja a través de las cosas.
La corriente eléctrica que circula por el interior de los cables consta de electrones que fluyen siempre por el camino más sencillo posible. Esto quiere decir que «prefieren» materiales conductores», que opongan poca resistencia a su paso, como el cobre.
Sin embargo, si este camino se rompe buscarán una alternativa por la que seguir circulando. Por ejemplo, si el cable se corta con unas tijeras metálicas ya no podrán seguir por él, pero pasarán hacia las tijeras y desde ellas hasta la persona que las sostiene y después a tierra.
Además, tienden a pasar a zonas con diferente voltaje, de donde hay más o donde hay menos, a causa de un fenómeno conocido como diferencia de potencial. Ahora bien, ¿qué tiene todo esto que ver con las aves?
¿Por qué no se electrocutan los pájaros en los cables?
Cuando un pájaro se posa sobre un cable y la electricidad llega hasta una de sus patas, los electrones tienen dos opciones: seguir fluyendo a través del cobre, haciendo caso omiso al animal, o circular a través de su cuerpo, de una pata a otra. El cuerpo del animal no es un buen conductor, por lo que es mucho más sencillo seguir por el cable.
Sería muy diferente si el cable estuviese muy bajo y el pájaro pudiese tocar con otra parte del cuerpo el suelo o si, por el contrario, dos cables estuviesen muy juntos, de modo que pudiese apoyarse en uno y tocar el otro con las alas, por ejemplo.
En ese caso, su cuerpo serviría como camino corto para que la corriente pasara del cable al suelo o a otro cable de diferente voltaje, existiendo en ambas opciones una diferencia de potencial que sí convertiría al pobre pajarito en una buena opción para ser atravesada por el flujo de electrones.
Este es precisamente el motivo por el que los postes suelen ponerse suficientemente separados para que ni siquiera los pájaros más grandes puedan tocar dos cables a la vez. De no ser así, la búsqueda de descanso de las aves de gran envergadura podría tener un final muy triste.